Emprendedoras que fueron beneficiadas mediante un programa de asistencia de “Activando Voluntades”, pudieron afianzar su proyecto y aumentar su producción en tiempos de pandemia. Estas mujeres, que están vinculadas al trabajo solidario, recibieron un aporte en herramientas y harán la devolución mediante la donación de piezas que serán donadas a otros espacios asistidos por el IPLyC S.E.
La responsable del Programa “Activando Voluntades”, Mabel Pezoa, explicó que a partir de las acciones que se llevan adelante en distintos merenderos y asociaciones, “fuimos viendo los emprendimientos, el talento de las mujeres, en particular y, gracias a la sensibilidad del presidente del Directorio del Instituto, Héctor Rojas Decut, de entender la situación que vive la comunidad en general, se decidió acompañarlas con un aporte en herramientas”.
Añadió que, a raíz de la pandemia, “al estar más tiempo dentro de la casa, se pusieron a mirar más detenidamente sus propios proyectos, a evaluar si se podían desarrollar, si iban a ser aceptados, dónde y cómo poder venderlos. Hoy ya llevan recursos al hogar a través de sus propios proyectos. La idea es poder apoyar a otros, con las mismas características, que sean pequeñas herramientas que necesiten para dar un salto cualitativo y cuantitativo a su producción”.
Pequeñas herramientas, pero de gran ayuda.
Irma Cañete, es técnica ceramista recibida en 2019, en la extensión áulica que la Facultad de Artes de Oberá posee en su Santa Ana natal. “Vengo trabajando en esto desde hace un par de años, pero la pandemia agravó el tema económico e hizo que me metiera mucho más en el tema”, dijo. Cuando egresó, armó su espacio en casa, y comenzó a confeccionar piezas de barro ñaú junto a su compañera, Estela Suarez, pero faltaban herramientas para consolidar el proceso. Surgió la posibilidad de presentar un proyecto para poder conseguirlas y fue beneficiada con una laminadora, que facilita la tarea diaria. “El Estado presente con una herramienta es lo mejor que nos puede pasar, más aún en esta época en el que el tema económico es complicado, entonces todo suma”, manifestó, agradecida.
Explicó que se dedica más a lo decorativo, “que se puede hacer con horno a leña, sin utilizar esmalte, manteniendo el color de la tierra roja. La idea es que sea lo más natural posible porque, de esta manera, si un turista local la compra, se lleva un poquito de Santa Ana, y si sale de la provincia, se lleva un poquito de Misiones. Ese es mi propósito”.

La posadeña Ayelén Espíndola puso en marcha “A mate mates”, un proyecto mediante el cual comercializa mates de algarrobo pintados a mano. Empezó en enero “a raíz a que no podemos compartir más mates, entonces la idea es que cada uno pueda tener el suyo, personalizado. Nació con muy poco capital. Me facilitaron mates, tablas de algarrobo y pintura necesaria”, confió la joven.
Aclaró que al ser estudiante “es más difícil emprender porque no dispongo de un capital para invertir. Fue una ayuda genial porque a partir de ahí pude comenzar. Y, más aún, porque siempre me gustó pintar, dibujar, y ahora que puedo plasmar esto en un mate, que es algo tan nuestro, me llena el corazón. Veo mi pasión, mi hobby de toda la vida, en algo que la gente puede compartir, aunque de forma separada. Considero que no hay nada mejor que sentarse a tomar un mate”.
Noelia Cardozo, de Santa Ana, fabrica moñitos para el cabello, vinchas, barbijos, almohadones, cortinas. Comenzó hace un año y medio de forma manual, pero “gracias al IPLyC S.E. ahora tengo la máquina de coser, telas e hilos, y estoy a full. El cambio fue significativo porque aceleró el proceso, puedo completar los pedidos con mayor facilidad y tengo mucha venta. Es un ingreso porque hace tres años estoy sin trabajo”, dijo, quien, además, asiste a un curso de confección de ropas para bebé y colabora con un merendero donde sirven a 350 personas a través de una asociación civil.